En la gestión 2021, se observó una recuperación generalizada de la actividad económica global; sin embargo, las capacidades para mitigar los efectos causados por las olas y variantes del COVID-19, así como, los resultados obtenidos fueron heterogéneos entre los países. Asimismo, debido a presiones en la demanda y las restricciones en la oferta, se germinó un importante aumento de la inflación global, generando un mayor desafío sobre todo para las economías en desarrollo.
En este contexto, la economía boliviana reportó un crecimiento económico de 6,1% el año 2021, cimentado en el retorno del Modelo Económico Social Comunitario Productivo y el Plan Estratégico de Lucha contra el COVID-19, que establecieron condiciones adecuadas para a una normalidad progresiva en las actividades económicas. El crecimiento observado del PIB superó las previsiones de organismos internacionales y evidenció la importante recuperación respecto al año 2020; este resultado generó certidumbre en la población boliviana y, en conjunto con otras variables, se consolidó un escenario de estabilidad macroeconómica.
La piedra angular en el proceso de reactivación y reconstrucción de la economía boliviana fue el Plan Estratégico de Lucha contra el COVID-19, toda vez que sus acciones no sólo fueron efectivas para precautelar la salud de las bolivianas y bolivianos, sino también, generaron un ambiente adecuado para el desenvolvimiento progresivo de la actividad económica, sin la necesidad de restricciones extremas. En esencia, se encontró un balance apropiado entre promover la actividad económica y la contención de la propagación del virus, apuntalado en el avance de la inmunidad colectiva y el diagnóstico oportuno. En específico, a diciembre de 2021, se adquirieron más de 20 millones de vacunas contra el COVID-19 para que la población acceda a la inoculación gratuita; en este marco, se alcanzó un porcentaje de personas con el esquema completo de vacunación superior a las referencias establecidas por la Organización Mundial de Salud. Asimismo, el gobierno nacional priorizó la compra de más de 4 millones de pruebas de diagnóstico (antígenonasales y PCR).
A su vez, varios de los indicadores que el año 2020 vislumbraron variaciones negativas, en la gestión 2021 se expandieron —algunos incluso por encima de los niveles prepandemia—. Por ejemplo, los indicadores externos tuvieron un desempeño favorable, entre los que se puede resaltar el superávit comercial de $us 1.462 millones, como resultado de las medidas de reactivación y reconstrucción de la economía, acompañado de un entorno internacional propicio.
Respecto a las finanzas públicas, se ejecutó un manejo responsable de las cuentas fiscales, toda vez que se disminuyó el déficit fiscal del 12,7% del PIB en 2020 a 9,3% respecto al PIB del año 2021; pasando de dos dígitos a uno. La política fiscal fue austera con relación al gasto corriente y se reactivó la inversión pública como principal instrumento para dinamizar la demanda interna y fomentar el crecimiento económico. En la asignación de los recursos de inversión pública se priorizó la reactivación de proyectos estratégicos de producción e industrialización, sin descuidar la consolidación del acervo de infraestructura física como las necesidades sociales. Además, Bolivia se posicionó una vez más como el país de mayor inversión pública en porcentaje del PIB de la región. En este contexto, tanto la reducción en el déficit fiscal como la posición activa de la inversión pública fueron sustentados en gran manera por la recuperación de la recaudación tributaria.
Por otra parte, el sistema financiero mostró una notable recuperación, que se evidencia en un aumento importante del ahorro financiero en $us 1.815 millones, reflejo de la confianza de la población en el sistema financiero. A su vez, entre las medidas que acompañaron la reconstrucción del aparato productivo, se destacan el restablecimiento de los límites de cartera productiva y de Vivienda de Interés Social, el refinanciamiento y/o reprogramación de operaciones de crédito, fideicomisos, entre otros. Estas intervenciones no sólo repercutieron en una expansión de 4,1% del crédito en el sistema financiero, sino también, los niveles de mora se mantuvieron controlados.
A pesar de un contexto internacional con presiones inflacionarias debido al acrecentamiento de los precios de materias primas y las dificultades en la cadena de suministros, en Bolivia, la inflación se mantuvo en un nivel estable de 0,9%, por debajo del valor previsto en el Programa Fiscal Financiero 2021. Resalta que la economía boliviana registró la inflación más baja de la región sudamericana. Este desempeño está fuertemente relacionado con la estabilidad del tipo de cambio, que precauteló el poder adquisitivo de las familias y contribuyó al manejo prudencial de la política monetaria.
Otros aspectos a destacar sobre los resultados de la gestión de política económica en 2021, son los logros sociales. Por ejemplo, en el mercado laboral se registró un incremento de 15% en la población ocupada urbana y una disminución de la tasa de desempleo abierto a 5,2% a fin de período (11,6% en julio de 2020); asimismo, la tasa de actividad se recuperó y llegó al 74,8% a finales de 2021 (58,6% en mayo de 2020). Paralelamente, se dio continuidad a la política de redistribución del ingreso por medio de las transferencias condicionadas, como el Bono Juancito Pinto, Renta Dignidad y Bono Juana Azurduy, que beneficiaron a 3.600.018 personas. Adicionalmente, en línea con la reactivación de la economía, se efectivizó el pago del Bono contra el Hambre, medida que no sólo potenció el crecimiento económico a través de la demanda interna, sino que además tuvo un impacto en la redistribución del ingreso, al reducir la pobreza y la desigualdad.
En los párrafos precedentes se realizó un breve resumen del contexto y los resultados más relevantes para la economía boliviana en la gestión 2021. No obstante, el detalle es extenso con relación a las medidas de política económica aplicadas para retomar la senda de avances, no sólo en aspectos económicos sino también en el progreso social. De esta manera, se pone a disposición del público en general la presente edición de la Memoria de la Economía Boliviana, que se constituye en un medio de transparencia de la información económica, de finanzas públicas y otros. Asimismo, en esta edición se incluye por vez primera un capítulo específico que desarrolla con detalle las medidas implementadas en 2021 para la reconstrucción de la economía boliviana, de tal manera que el público en general cuente con más insumos para el análisis sobre los factores que permitieron salir adelante respecto a la situación de deterioro socioeconómico del año 2020.
Marcelo Montenegro Gómez García
Ministro de Economía y Finanzas Públicas